De la oscuridad al amanecer
Año 2000.
No sé hacerlo todo, pero sé hacer algo.
Y, puesto que sé hacer algo, no renunciaré
a hacer ese algo que sé hacer. — Edward Everett Hale
En este libro, Ana expresa la dureza de su vida culminada en una gravísima enfermedad. Permitiendo la transformación de esa vida a través de una toma de conciencia, es capaz de invertir la cara de la moneda, encontrando la soñada curación. Su valentía para contar sus experiencias le han conducido a editar este libro. Si solamente a una persona le sirviera para alimentar sus esperanzas, habría cumplido con la misión de entregar este legado a los demás.
… Cuántas veces perdemos cosas hermosas por no ver dónde está el verdadero problema, cuántas veces no escuchamos nuestro corazón dejando que la mente nos lleve, yo no podía volver a equivocarme, habíamos caminado juntos por un camino duro y doloroso, no podía dejar olvidadas todas las enseñanzas aprendidas, en ese caminar de nuestra nueva vida, él me dejaba el camino libre para elegir lo que yo quería, y yo estaba muy segura de lo que quería:
— Ahora sí, quiero caminar junto a ti, y no quiero que me protejas, sé que volveré a tropezar pero me levantaré sola, déjame equivocarme, todavía tengo que darme cuenta de muchas cosas que me van a doler, pero eso me hará más fuerte, no quiero que seas mi padre, ni mi madre, quiero que seas lo que eres: Agustín, un hombre con virtudes y defectos, pero maravilloso.
Hasta entonces habíamos vivido como nos permitía mi enfermedad y como nos dejaban los demás, a partir de entonces vivimos nuestra vida como quisimos vivirla, saboreando cada instante, intentando hacer realidad sueños e ilusiones.
Cuánto daño nos hacemos a nosotros mismos y a nuestra pareja por buscar en ella lo que no es o por exigir aquello que no tiene. Solemos confundir los términos, un padre tiene que ser padre y debería ejercer como tal, su papel representa la seguridad, la fuerza, el guía, el consejero, la protección, la sabiduría, y eso debe transmitirse a los hijos, no confundir todo esto con el mandato o tiranía; creo que queda claro. La madre representa la sensibilidad, el cariño, el apoyo, la fertilidad, la luz, la entrega condicional, el amor, tampoco debe confundirse con el mimo, la posesión o la protección excesiva, esto es un extremo que se escapa de la palabra madre.
En la familia tenemos que encontrar respeto, confianza, entrega, amistad, comunicación, perdón, comprensión, tolerancia, amor, paz, felicidad; y si alguno de sus componentes se mete en representar el papel del otro, se rompe el equilibrio de la familia, siempre que hay un exceso de algo, hay un déficit al lado, y la vida necesita ARMONÍA, y para poder crear esa armonía en la familia y tenerla con los demás primero tenemos que sentirla de forma individual. …
Texto extraído del libro De la Oscuridad al Amanecer.